En un día soleado y frío, y con la compañía del viento siempre presente en esta llanura, hemos recorrido la Vega del Padul.
Laminas de agua, carrizos flexibles a vientos y brisas, parejas de ánades rompiendo el azul cielo, un paseo por la luna negra, el vuelo detenido de un cernícalo, carpas trazando un vals acuático... y un grupo de niños y niñas con ganas de disfrutar aprendiendo.
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