En nuestra "gira" cuentista por el Zaidín, estamos conociendo pequeños colegios completamente integrados en el barrio. Son escuelas pequeñas con poco alumnado que parecen trasladarnos a un colegio rural. Familiaridad, trato personalizado, absoluta identificación con el entorno. Es sencillo sentirte como en casa.
En esta ocasión son los niños y niñas del colegio Santa Marta los que nos han dado una lección de saber estar. Muy divertido y entrañable.
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