Termina la ludoteca de primavera y lo hacemos con el Relojero marcando los tiempos.
Y si hablamos del paso del tiempo, empezamos la mañana leyendo el final de este cuento y festejando el cumpleaños de Paula; 8 maravillosos añazos. Es ella la que busca al Relojero en el guiñol para que nos cuente a que dedicaremos cada tramo del día.
Como la mañana está muy fría, comenzamos dentro del aula haciendo cuatro talleres.
Nos preparamos unas chapas muy chulas de la Bruja de la que se enamoró el ordenado criador de relojes.
Después hicimos un reloj de sol, una de las maneras más antiguas de medir el tiempo.
Y como la Bruja es pintora, trabajamos con las acuarelas y creamos un arcoíris que une los dos mundos con goma eva y fieltro de colores.
Antes de merendar, llegó el momento de la tan divertida como dulce búsqueda de huevos de Pascua. La verdad es que es muy guapo ver correr a todas las niñas y niños corriendo por la Vega con la ilusión de encontrar pequeños tesoros de chocolate. Los ponemos todos juntos en unas cestas y los repartimos, que ante todo somos amigos. Y si los recogieron con rapidez, no os decimos nada de como se los zamparon.
Tras la merienda pasamos por distintos juegos, que si uno se organiza hay tiempo para todo, incluso para perderlo. El tren de aros, encestar pelotas, los esquís comunitarios, los aros cooperativos, el juego de los pañuelos voladores, las picas los conos y las redes.
Una mañana muy fría para ser abril, pero que la hemos calentado a base de ilusión y energía.
Agradecemos a las familias su confianza en nuestro equipo que, como siempre, pretende propiciar bonitas experiencias cargadas de valores en contacto con la naturaleza.
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