Esta mañana guiamos una ruta de senderismo por uno de los entornos más bonitos de la Sierra de Huétor: la Cañada del Sereno.
Nada más comenzar, preguntamos a los participantes, chicos y chicas de 3º de la ESO del IES Jiménez de Quesada, ¿a quiénes de vosotros y vosotras os gusta caminar por el campo? La respuesta fue abrumadora: a ninguno.
A partir de ahí pensé que no merecía la pena hablar de las características del parque natural, de su vegetación mediterránea, de los pinares de repoblación, de las calizas y los procesos kársticos... Había que centrarse en el "shinrin-yoku, el arte japones de los baños de bosque.
Este término significa sumergirse en el ambiente del bosque, absorber el bosque a través de todos los sentidos despiertos. Está íntimamente relacionado con nuestra "biofilia", el amor por el mundo vivo, una afinidad fundamental para nuestra salud.
Sentir el bosque. Escuchar sus sonidos y el silencio natural. Mirar con los ojos del águila. Disfrutar del paisaje que vemos y del oculto, de la panorámica y del micro-paisaje repleto de maravillosos fractales. La luz que se filtra entre las hojas. Mancharnos las manos de barro. Saborear el aire, oler la tierra, rozar con las manos las mil texturas, descalzarnos y conectar con la tierra, sentir la mirada de los kodamas...
Conclusión: creo que pensaron que estaba "fumao".
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