Para ello Raquel le dio un plato de cartón a cada uno; lo dividieron en 6 partes y en cada uno de los quesitos pusieron el color correspondiente: primero rojo, que mezclado con amarillo da naranja, después amarillo que mezclado con azul da verde y luego azul que mezclado con rojo da morado. Cuando tuvieron el plato terminado, descubrieron que tenían en él un círculo cromático volador, una especie de boomerang, para poder jugar y al mismo tiempo recordar como se forman los colores.
En la segunda parte del taller, pintaron unas camisetas muy bonitas de Ciempiés; cada uno decoró su camiseta a su elección. Fue una forma de enseñar que el lienzo puede ser cualquier cosa, siempre que surja la inspiración en ellos y tengan un medio donde poder plasmar sus ideas.
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