miércoles, 26 de octubre de 2022

Cerro del Sol

La ruta que realizamos hoy con el grupo de Senderismo Buenos Aires recorre las veredas del Cerro del Sol, ese enclave natural protegido bajo la definición de Parque Periurbano de la Dehesa del Generalife.

 

Los árabes construyeron la Alhambra en la colina de la Sabika, y sobre ella mantuvieron casi intactos los territorios naturales a un millar de metros de altitud sobre el nivel del mar, el Cerro del Sol. 

Es un ecosistema cien por cien mediterráneo, en el que crecen encinas, coscojas, quejigos y matorral, mezclado con espartos, aulagas y romeros. Un hábitat en el que la flora crece sobre un sustrato arcilloso de tierras rojas que los geólogos llaman conglomerado Alhambra. Un espacio cuya meseta, El Llano de la Perdiz, es frontera entre la umbría y la solana, laderas que caen sobre los dos grandes ríos de Granada, el Darro a la izquierda y el Genil a la derecha.

Comenzamos en Plaza Nueva encaminándonos por el Paseo de los Tristes, a la vereda del Río del Oro y bajo la majestuosidad de la Alhambra.

Tras cruzar el puente del Rey Chico, nos dirigimos hacia la fuente del Avellano. Antes de alcanzarla, como si fuéramos de la cofradía de Ángel Ganivet, nos desviamos por una vereda que parte a la derecha y sube zigzagueando por la ladera. 

Entre durillos, lentiscos, aladiernos y almeces ascendemos hasta la acequia Real. Llegamos al tramo original construido en el siglo XIII y que toma las aguas del Darro a la altura de la Presa Real, a unos 6 kilometros. Recorremos la vereda hasta llegar a una barranquera donde tomamos un camino a la derecha que nos alza a un nuevo camino.

En esta ocasión nos encontramos a la vera de la acequia construida bajo tierra en el siglo XVI para llevar agua a la Alhambra y a la ciudad.  Tras pasar una nueva barranquera que la tímida acequia salva por un canal exterior, volvemos a subir, en esta ocasión hasta una tercera altura, una tercera vereda, una tercera acequia. Ahora nos encontramos en un ramal de la acequia de los Arquillos del Siglo XIX que toma el agua del río Aguas Blancas. 

Seguimos un tramo este camino dirigiéndonos hacia Valparaíso. Proto tomamos una nueva desviación que nos alzará hasta el Llano de la Perdiz. Varias revueltas de pendiente moderada son un reto para nuestras piernas. 

Tras llegar a la cima, recorremos el llano pasando por el mítico reloj de sol. Y paramos en el área recreativa a reponer fuerzas. 

Luego proseguimos la ruta bordeando esta meseta y abandonando la ladera que mira a la Abadía del Sacromonte y al Darro para girar hacia la vertiente desde la que podemos contemplar el valle del Genil y los montes por los que transcurre el Camino de los Neveros. Nos fotografiamos al lado de una famosa piedra donde aparece esculpido "Cerro del Sol", junto a una rosa de los vientos. 

Ahora caminamos hacia la ciudad y en breve tomamos una vereda que desciende a la izquierda rodeada de espartos. Estamos en la amarillenta solana del Cerro del Sol. 

Bajamos hasta la Vereda de los Franceses, que hace referencia al Canal de los Franceses que llevaba el agua del Aguas Blancas hasta la Fábrica de Oro de Lancha del Genil. Al encontrarnos con esta vereda la tomamos hacia la derecha y recorremos todos los barrancos, salvando un par de ellos por puentecillos de piedra. 

Así llegamos hasta la confluencia de esta vereda con la carretera que sube al Llano y el final del Camino Primitivo. Como quedemos delinear con nuestros pasos todo el contorno de los montes, tomamos una veredilla que los recorre bajo los pinos carrascos. 

Llegamos así a la tapia del cementerio de San José escenario de uno de los episodios más oscuros de la guerra civil. En estos muros fueron fusilados cerca de 4.000 personas.

Finalizamos esta ruta de 14 kilómetros y un desnivel acumulado de 490 metros. 

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