miércoles, 19 de octubre de 2022

En la Cabecera del San Juan.

Hoy hemos alcanzado un nuevo reto con el grupo de Senderismo de Buenos Aires, una pequeña aventura que Juan tenía gran ilusión de poder brindar a sus compañeros de trochas. Hemos subido en octubre a más de 2500 metros buscando los borreguiles del San Juan. 

Si recorremos el Planeta encontramos otras “sierras nevadas”. Una en Santa Marta, en el caribe colombiano, las montañas costeras más altas del planeta. Otra en California, con los grandes bosques de secuoyas gigantes. Pero ninguna tan alucinante como el gigante de piedra que cabalga entre las provincias de Granada y Almería, nuestra Sierra Nevada. 

Los romanos llamaban a estas montañas “Solarius” que se traduciría como Monte del Sol. Este término fue seguido inicialmente por los árabes al denominarla “Yabal Sulayr”. Pero posteriormente la conocieron como “Yabal al Taly” o montaña de la nieve. En el siglo XVIII se acuña su actual nombre de Sierra Nevada. 

Este macizo es un ejemplo de riqueza y diversidad natural. Diverso es el adjetivo que antecede a su clima, morfología, geología, flora y fauna, lo que la convierte en un lugar maravilloso y a la vez delicado que entre todos debemos cuidar. 

El tiempo ha acompañado, con una temperatura poco propia de esta época. Y el viento nos recuerda con su intensidad que estamos en Sierra Nevada donde toda precaución es poca. 

Partimos de la Hoya de la Mora para realizar un recorrido por la cabecera del río San Juan que posee los prados de montaña mejor conservados de la sierra así como buenas muestras del glaciarismo en su paisaje. Un paseo donde descubrimos la biodiversidad de estos hábitats de alta montaña, así como su vulnerabilidad a los cambios en el clima.

Desde los aparcamientos de la Hoya de la Mora (2500), iniciamos este recorrido de unos 8 kilómetros. Pasamos por delante del refugio militar Capitán Cobo, con su peculiar techo verde y donde se ubica la barrera que cierra el tráfico de la carretera. A la izquierda de la misma da comienzo el sendero que nos acercará a la Hoya de San Juan.

Al iniciar el sendero, el molesto aire que nos acompaña aminora su intensidad al encontrarnos al abrigo de la ladera.  El sendero, rodea por la izquierda el cerro Mojón del Trigo (2605 m). En su cima se encuentra el antiguo observatorio astronómico de Sierra Nevada construido durante los años 1965 y 1968.

El sendero, que transcurre por un piornal con las características sabinas, enebros y piornos almohadillados, sigue una antigua acequia apenas perceptible, salvo por algunos sifones redondos. Los esquistos fracturados el lascas y pintados de líquenes pioneros, nos rodean. 

A la izquierda podemos ver el Refugio de San Francisco y la Morra.

Encontramos algunos senderos que descienden hasta el río, pero, nosotros continuamos hasta unas pequeñas presas o diques de contención por donde lo cruzamos. Escasea el agua y el marrón domina sobre el verde. 

Seguimos ascendiendo junto al río en la dirección de los Tajos del Campanario. Vamos girando a la izquierda para iniciar la bajada recorriendo los borreguiles de la cabecera del río San Juan hasta la lagunilla del mismo nombre.

Los borreguiles o turberas son extensiones de prados verdes encharcados que se dan en los antiguos valles glaciares donde el agua se remansa. Estos, son los mejores conservados de Sierra Nevada. 

El río San Juan se forma a partir del agua del deshielo que se acumula en los borreguiles y turberas de la ladera oeste del Veleta. Podemos observar algunas de las joyas botánicas de este Parque Nacional, como el Plantago nivalis o estrella de Sierra Nevada. 

Volvemos al cauce del río y lo vadeamos junto a una pequeña caída de agua. Seguimos en moderado ascenso por un senderillo que nos lleva al principal. 

Poco después cogeremos otra vereda a la izquierda que, volviendo a rodear el Mojón del Trigo, ahora por su otra vertiente, nos conduce hasta un collado con magníficas vistas.

A nuestra derecha, el observatorio astronómico, al frente, los peñones de San Francisco, el albergue universitario y el refugio militar, a nuestra izquierda, el monumento a la virgen de las Nieves.

Tras subir al Mojón del Trigo, regresamos para dirigir nuestros pasos hasta la Virgen de las Nieves. Allí contamos la historia del cura de Valor y sacrificamos al más joven de la compañía. 

Ya solo nos resta descender hasta el punto de inicio de esta agradable ruta. 7,5 kilómetros recorridos y un desnivel acumulado de 283 metros, alcanzando una altura máxima de 2700 metros. 

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