Es un objetivo muy complejo ya que los propios educadores deberíamos convencernos de que no vendemos humo, que nuestra tarea es transcendental; y supone también un cambio profundo en el propio docente que se autoconvenza que sus mensajes no son de pegatina, de usar, cobrar y tirar.
Pero no hay duda de que si queremos cambios de hábitos profundos ese debe ser el objetivo, de otro modo no podremos superar los retos sociales y medioambientales.
¿Nuestras palabras se transforman en futuras modificaciones de hábitos? ¿Al menos somos capaces de remover algún poso, de provocar que las mariposas revolotén en nuestras tripas? Si, nuestras, tanto del receptor del mensaje como del que lo emite.
Hoy trabajamos con el pacto Verde Europeo en el IES Francisco Giner de los Ríos de Motril y luego montamos la exposición en el IES Nazarí de Salobreña. ¿Habrá levantado alguna mariposa el vuelo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario