Zagra y sus necrópolis

Bonita y sorprendente ruta por la Sierra de Zagra dónde podemos disfrutar de cuevas, cortijos, preciosos paisajes y complejos arqueológicos con dólmenes y necrópolis.

La localidad de Zagra ha estado habitada desde la prehistoria y a lo largo de su historia ha sido testigo del paso de los romanos, los visigodos y los árabes. Esta presidida por su fortaleza que formaba parte de la primera línea defensiva del Reino Nazarí de Granada. Se emplaza sobre una elevación rocosa; una formación caliza situada al Este de la población y que alcanza una altitud de 805 m.

Después de una cálida acogida por representantes municipales, partimos del Ayuntamiento, junto a la Parroquia de San Lorenzo y Fuentefria. Bajamos por la calle Huertos pasando junto al Lavadero. Continuamos por la calle Fuertes y el camino de Rozuelas. Lo dejamos tomando una vereda a la izquierda que nos conducirá, pasando por el Cortijo de la Membrillera, hasta el Cerro de la Cruz. 

Las vistas son impresionantes hacia Zagra o a los pueblos vecinos de Iznajar, Ventorros de Balerma o Fuente del Cesna. Tomamos la pista que nos lleva hasta la Fuente del Lino, junto a un cortijo en ruinas y una amplia era de trillar. 

Seguimos por el camino a Martilla unos metros, desviándonos pronto a la izquierda por el llamado camino II. Tras pasar el Cortijo de Martilla tomamos un desvió a la derecha que nos alza al conjunto arqueológico Torre de Martilla. Es un paraje maravilloso con una primavera anticipada. Visitamos las numerosas tumbas talladas en la piedra y sus dólmenes. 

Por una bonita vereda nos acercamos al punto geodésico colocado sobre los restos de una atalaya medieval. Allí Adri se juega la vida.

Retrocedemos de nuevo hacia la Fuente del Lino, donde cogemos a la derecha una cómoda vereda que nos lleva hasta el yacimiento arqueológico de La Algarbe. Debe su nombre a un topónimo de la lengua castellana. “Algar” que significa cueva. Y es que, en torno a los cortijos se aprecian cuevas y sepulturas excavadas en piedra. Esta necrópolis consta de unas numerosas tumbas de forma oval casi todas excavadas en la roca. Está datada entre los siglos VI al VIII.

Un poco más arriba llegamos hasta al Fuente Alta en cuyas proximidades encontramos otra necrópolis formada por sepulturas rectangulares dobles, con un escalón tallado para apoyar las losas de piedra que servían de tapa y que cubrían las tumbas.

Regresamos al pueblo por bonitas veredas entre olivos, flores y cortijos, completando así una ruta de 13 kilómetros y 380 m de desnivel acumulado.