Es evidente que el potencial de los niños y niñas de educación infantil es mucho mayor de lo que se presupone, que con ellos se pueden plantear actividades a priori tan impensables como es el conocimiento de su patrimonio. La clave está en el como.
Esta mañana Noelia acompaño a niñas y niños de 5 años (nada de añitos) por el barrio del Albaicín de la escuela infantil Patosuca de Armilla. La idea fundamental es que tuvieran una experiencia inmersiva en el barrio y se acercaran a su patrimonio y leyendas.
Comenzamos en el Mirador de San Cristóbal, donde con palabras sencillas y muy explicadas se les presentó el barrio por el que iban a pasear. De camino al mirador de Radua nos acercamos a un elemento muy característico de este lugar, los aljibes; pasamos por el del Paso y en de Santa Isabel de Abades.
Desde ese mirador levantamos la vista e el paisaje, algo que a estas edades no es tarea sencilla.
Y llegamos al Aljibe de la Vieja realizando un juego con pelotas azules, para que entendieran la importancia de las acequias y ramales que recorrían estas calles. En esa placeta escucharon las leyendas de María Tomillo y del Duende Martinico. Hicieron un mural sobre este último personaje que decían habitaba en los aljibes.
Luego callejearon, al tiempo que hablaban con la gente, por la calle del Agua, Plaza Larga y la calle Panaderos. Entramos en una panadería y compramos pan de aceite y salaillas. En el Mirador de San Nicolás nos sentamos para zampárnoslos.
Una bonita mañana donde estos duendecillos sintieron cerca el Albayzín.











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