sábado, 19 de febrero de 2022

Casa de Porras en los Altos del Majalijar.

La maravillosa subida a los Altos de Majalijar supone el ascenso al punto más elevado de la Sierra de Huétor (1878 m). Se trata de una cuerda compuesta por varios picos entre los 1700 y 1800 m, cuya cumbre nos proporcionará una vista completa de la Sierra de Huétor y Sierra Nevada al fondo.  

Esta ruta nos llevará a través de diferentes paisajes, ofreciendo unas bellas panorámicas del Parque Natural de la Sierra de Huétor y de otros espacios naturales cercanos.

La palabra "majuelo" posiblemente tenga algo que ver con origen del topónimo de este Alto, donde abundan los majuelos. Según parece lo llamaron "majuelijar". Otra de las versiones, posiblemente venga de unir Majada (lugar donde se recoge el ganado) y Lillar (sitio donde hay muchas piedras). Tal vez por esto los pastores lo nombraron como “Majada de las Piedras”.

Esta mañana el sol juega con las nubes y la niebla y una brisa fresca nos hace sentir vivos. 

Para llegar hasta el comienzo de la ruta hay que dirigirse a Fuente Grande, en la localidad granadina de Alfacar. Tomamos una carretera algo sinuosa que atraviesa la famosa escuela de escalada de la Alfaguara. Ignoramos el desvío a la derecha marcado como Campamento y Área Recreativa La Alfaguara y seguimos recto, en dirección Fuente La Teja. 

En este punto la carretera se convierte en pista forestal, en buen estado, y unos kilómetros más adelante tras pasar el desvío hacia la Fuente de la Teja y Las Minas, llegamos al punto de partida de nuestra ruta, el arroyo de las Perdices. Dejamos los coches en una explanada y a caminar. 

Subimos pegados al Barranco de la Linde, dejando el Barranco de la Zorra y el Cerro del Tamboril a la izquierda. Justo antes de llegar al cortijo, hoy día en ruinas, pero que antaño sirvió de refugio a familias que trabajaban en estas sierras como guardas y pastores, abandonamos la pista y tomamos un sendero a la izquierda que nos conducirá ascendiendo entre pinares de repoblación, aulagas y romeros hasta el Collado de Linillos. 

Desde este lugar observamos la Cuerda de la Gallega al frente y el peñón de la Mata a nuestra izquierda, que divide los valles de los ríos Blanco y Bermejo.

Tras atravesar el Barranco de la Linde comenzamos a ascender pegados a la vera de un pinar, dejando el Peñón de la Mata y el Jorobado a la izquierda. A la altura de unos majoletos, giramos a la derecha siguiendo la indicación blanca y amarilla de una piedra. 

Vamos alcanzando altura, dejando los pinos silvestres atrás y comenzando a caminar entre el matorral en almohadilla característico de las cumbres. Unas cabras monteses nos miran curiosas. 

Siempre ascendiendo, rodeados de gamones y siguiendo la leve vereda llegaremos a una bifurcación. La tomamos a la derecha ya que superaremos la Dolina por la solana. 

Un poco más adelante encontramos un indicador. Seguimos la vereda hacia la Cueva de las Palomas que se encuentra a unos 300 metros. Es una gigantesca oquedad en la que entramos con el corazón un tanto sobresaltado. 

La niebla pasa ante nosotros en jirones que difuminan el paisaje. Las chovas piquirrojas hacen honor a su nombre con sus característicos graznidos y a su agilidad volando en pareja.

Continuamos adelante dejando la cueva a nuestra izquierda. La vereda, en ocasiones más clara otras más tenue, continúa llaneando, topándonos con paisajes preciosos. Vamos dejando atrás los Altos del Majalijar, siempre a nuestra izquierda, superando prados y grandes moles calizas. Abajo, a nuestra derecha, el bosque mediterráneo húmedo de encinas y quejigos por donde discurre la acequia del Farde. 

Pasada una preciosa roca a la que la espada de un titán ha dado un limpio tajo, llegamos a una explanada que antecede a una verde vaguada. El camino va tornando a la izquierda, rodeando los Altos a los que ascendemos por la umbría. Una dura cuesta nos va alzando entre majuelos y piornos. 

Y llegamos hasta los Altos de Majalijar, al mojón que marca la cima de nuestra ruta. Fotos, selfies, un refrigerio y un poquito de conversación.  Que sensación tan satisfactoria estar en ese pedacito de la sierra. 

Bajamos por la Cuerda de la Gallega. Toda la línea de cumbres está cubierta de simas y dolinas, lo que convierte esta ruta en un auténtico disfrute para nuestros sentidos. Continuamos el descenso intentando no perder la vereda; los montones de piedras, las marcas blancas y amarillas en la roca y las bostas de las vacas serranas nos ayudan como el mejor de los sistemas de posicionamiento global. 

Seguimos bajando hasta llegar de nuevo al Cortijo de Linillos, completando una preciosa ruta circular de unos 10 kilómetros y unos 470 metros de desnivel acumulado, coronando un alto emblemático para los senderistas, el Majalijar.

¡Qué ruta tan bonita! ¡Qué compañía tan encantadora!

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