Este domingo iniciamos una nueva y prometedora iniciativa. Echamos a caminar con familias de Churriana de la Vega, actividad de senderismo promovido por la Concejalía de Deportes de Churriana de la Vega. Agradecemos a Manolo Moreno la confianza que ha depositado en nuestro equipo de trabajo.
Es una ruta rural por el Valle de Lecrín, el "valle de la alegría", en la que podemos llegar hasta las ruinas del Castillo de Murchas o de Lojuela, disfrutar de una vega naranja y amarilla y retroceder millones de años al encontrarnos con fósiles del pasado marino de este valle.
El recorrido comienza en Nigüelas, situado a 931 de altura sobre el nivel del mar. Bajamos hasta el Río Torrente por el camino de la Pava, en sentido contrario del agua que circula por esta acequia equilibrista.
Recorremos el trazado de este río que lleva el agua de deshielo de la sierra. Pasamos bajo un gran puente de piedra caliza y seguimos el camino que conduce a Murchas, serpenteando entre almendros, cerezos, olivos y naranjos. Pasamos junto a una fábrica de ladrillos situada en la confluencia del Barranco del Pleito con el río Torrente.
El sendero nos guía al pueblo de Murchas. Allí reponemos fuerzas, sentados en un mirador hacia el pueblo de Talará y a la Ermita del Santo Cristo que destaca en la loma de enfrente. A nuestros pies, en suave caída, el campo está tapizado de naranjos; como telón de fondo Sierra Nevada.
Abandonamos la población de Murchas, situada a 662 metros de altitud, por unas calles estrechas cercanas a la iglesia y tomaremos una vereda de unos 2 km. que nos conduce hasta un castillo de época Califal el Castillo de Lojuela.
Regresamos por otras veredas, pasando por un olivar donde encontramos fósiles de corales y bivalvos. Desde Murchas, tomamos un camino que lleva a Melegís a través de un vergel de naranjos y limoneros. La distancia entre ambas poblaciones es de unos 2 km. Iremos acompañados del ruido del agua que corre por las numerosas acequias cuyo origen se remonta a la época Nazarí.
En Melegís nos detenemos en su precioso lavadero donde nos encontramos con una pista de nuestra próxima ruta, el cuadro del Cristo de Moclín.
Enhorabuena a todas y todos los senderistas, grandes y pequeños, por vuestra simpatía y por esos pasos tan bien dados.
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