sábado, 17 de abril de 2021

Casa de Porras en el Gollizno.

Iniciamos el módulo III de senderismo de Casa de Porras con una preciosa ruta por las Sierras de Moclín y del Marqués, por sus pasillos montañosos labrados por el río Frailes o Velillos, por sus valles donde irrumpen masas calizas erosionadas caprichosamente por el agua. Esta ruta se conoce como de la Hoz del río Velillos o del Gollizno, que significa estrechamiento de un paraje natural.

Hoy los colores estaban matizados, intensos por las lluvias recientemente caidas. Y nos acompañó un sol agradecido, el que precede a los chubascos.

En estos parajes, denominados la última frontera del reino nazarí o el granero de Granada, las tierras de labor, tan antiguas como sus centenarios olivos, se alternan con pinares de repoblación y manchas de bosque mediterráneo. 

La vegetación de ribera se encajona entorno al río siempre turbio y las rupícolas se agarran a las rocas de las abruptas laderas, floreciendo de un modo imposible. Aparecen cuevas por todas partes en cuyos salientes uno puede imaginar a sus antiguos habitantes asomándose al valle.

Caminamos veredas que han sido trazadas desde antaño por el paso de diferentes culturas; han dejado su impronta en los numerosos yacimientos arqueológicos que pueblan su geografía. La Prehistoria nos dejó “El Santuario Andaluz del Neolítico” (Cueva de Malalmuerzo) y numerosas pinturas rupestres repartidas en las cavidades y abrigos de sus sierras.

Realizamos un exigente recorrido circular, de unos 10 kilómetros que parte de Mocín.

Comenzamos en el precioso pueblo de Moclín, en su cruceiro. Primero visitamos unas trincheras de la Guerra Civil con vistas hacia Tozar. Luego pasamos junto a la Iglesia, el Castillo y el Posito del Pan y nos dirigimos hacia la ermita de San Antón.

Ahí tomamos la vereda que nos llevará hasta la Fuente Corcuela. Pero antes nos desviamos a un bonito mirador natural hacia el Velillos y el Castillo. Una colina llena de encanto y pequeñas y delicadas orquídeas. 

En la bajada una cabra montesa nos contempla curiosa desde lo alto de unas peñas. Pasamos por la cueva o abrigo de la Araña, donde contemplamos pinturas rupestres esquemáticas de cabras y sus cazadores. Sobrecoge pensar la de mies de años que esos pigmentos han resistido al paso del tiempo.



Desde allí nos encaminamos al río Velillos, a la conocida vereda del Gollizno. Nos adentramos en los "Tajos de la Hoz", garganta natural excavada por el constante fluir de las aguas. Pasamos por la presa y el puente colgante.



Seguimos descendiendo por este valle, dejando atrñás la Fuente de la Buenaventura, hasta llegar a la central hidroeléctrica de La Poza. Un poco más adelante nos encontraremos con el pueblo de Olivares.


Dede allí tomamos una estrecha y sinuosa vereda, en lugares camuflada por la vegeación. Nos alza hasta la pista forestal que, muy empinada en algunos tramos, nos conduce al pueblo de Moclín. 

Enhorabuena a todas las senderistas (uso el femenino por que los senderistas somos una franca minoría) por su esfuerzo y simpatía. 

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