martes, 18 de enero de 2022

El mundo en cuentos y el espectador ausente.

Hoy en el colegio de Churriana de la Vega, Virgen de la Cabeza, hemos realizado la escenificación del Mundo en Cuentos. 

Es una actividad de animación a la lectura y de fomento de la imaginación. Una escritora inventa cuentistas que le narran las historias que ella escribe. Es un giro que representa la creatividad con mayúsculas. 

De todos sus cuentacuentos, que habitan un gran libro aparentemente vacío que ha crecido con la escritora, quien aparece es el más loco de todos; no es el más guapo, ni el más fuerte, ni el de voz más melodiosa. Este tipo llena su cabeza de centos sobre pájaros para, algún día, alcanzar su sueño de volar. 

Tras un movidito encuentro entre la escritora y el cuentacuentos (que no es más que una chispa de ingenio surgida de su mente), comienzan la narración mezclada de tres cuentos valiosos procedentes de China, Hungría y África. Todo un reto para los intérpretes. 

Una dificultad añadida surge cuando los pequeños espectadores acuden sin rumbo, sin que nadie les haya dicho que el teatro a surgido en su escuela y deben participar con ilusión pero manteniendo las formas y el respeto por lo que ocurre ante ellos. Los cuentacuentos deben realizar su trabajo y el de los docentes, al tiempo que intentan ignorar que su trabajo está siendo menospreciado. Darlo todo a cambio de casi nada. Y reprimir las ganas de hacer una reverencia y proclamar que el espectáculo precipita su final. Tan importante es contar cómo educar al escuchante. 

A uno se le vienen a la mente las palabras de Saramago: "Y si las lecturas para niños fueran de lectura obligatoria para los adultos. ¿Seríamos así capaces de aprender lo que desde hace tanto tiempo venimos enseñando?"

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