miércoles, 19 de enero de 2022

En la Cueva del Gato

Comenzamos en Alfacar para dirigirnos por los caracolares hacia el Barranco de Víznar. Si leemos con detenimiento las huellas de este lugar de la ladera de la Sierra de la Alfaguara, aprenderemos que hace 20 millones de años la Cuenca del Guadalquivir estaba ocupada por el mar. 

Ante nosotros un trozo de playa petrificada donde podemos encontrar fósiles de moluscos que vivieron aquí hace mucho, mucho tiempo. La elevación del terreno provocada por los movimientos tectónicos que conformaron las Sierras Béticas y la paciente erosión, pusieron el caracolar frente a nuestros curiosos ojos. 

Recorremos esta ladera fósil hasta llegar a un barranco que nos cuenta otro acontecimiento histórico, éste más triste y demasiado reciente. 

Nos encontramos en el Barranco de Víznar, un borde en pendiente que desciende sobre una curva cerrada y umbría de la carretera entre Alfacar y Víznar. Este Lugar de la Memoria es una zona cubierta por pinares espesos de repoblación, lo que permitió encubrir las tumbas tras las ejecuciones en masa cometidas a partir de julio de 1936 por pelotones formados por guardias de asalto y voluntarios de las Escuadras Negras.

El paisaje pierde el color. El barranco está repleto de fosas comunes donde fueron sepultadas tras una descarga rutinaria miles de personas por sus simpatías con la República como parte de la feroz represión que siguió a la sublevación. Junto con las tapias del cementerio de Granada, es el lugar donde cayeron abatidos a tiros más simpatizantes de izquierdas. Entre los asesinados encontramos al rector de la Universidad de Granada, Salvador Vila.

Con el corazón sobresaltado cruzamos la fosa común de la Guerra Civil española. Desde aquí parte una vereda a la izquierda que asciende, sin encajonarse en el barranco, entre pinos, aulagas, romeros y otras matas aromáticas y matas de romero para dejarnos en el Área Recreativa de Puerto Lobo.

Tras subir unas escaleras que nos hacen sentir como gnomos del bosque, llegamos a las inmediaciones del centro de interpretación del parque natural. 

Desde aquí parte una vereda, debidamente señalizada, hacia las Trincheras del Maullo, llamadas así por el ruido que hacían sus “usuarios” para comunicarse a lo lejos, unos con otros, imitando el del maullido del gato montés y que habitaban estos parajes. 

Las trincheras, que están a unos 1.300 metros de altitud, constan de un gran pasillo con muros de hormigón a ambos lados; están fabricados con odios, miedos, envidias y piedras de la zona que las mimetizan. Hay puntos de observación, nidos de ametralladora, escaleras, y toda una estructura defensiva. Estas trincheras pertenecían al bando de los sublevados. 

Pero en esta ocasión nos dirigiremos a otro punto de esta maravillosa Sierra, la cueva del Gato. 

Continuamos por la pista forestal en dirección a la Alfaguara siempre con el magnífico perfil de Sierra Nevada a la derecha. Antes de llegar al camino de la umbría que nos alzaría hasta el Collado de Viznar, tomamos una vereda a la derecha, un atajo que nos lleva a la pista que nos llevaría hasta los Peñoncillos pasando previamente por las Treincheras de Las Veguillas. 

Pero no llegamos tan lejos. O siguiendo la pista o atajando por una vereda que parte a la izquierda, llegamos a una curva muy marcada de donde sale el breve ascenso hasta La Cueva del Gato.

La naturaleza caliza de estas sierras hace que surjan típicas formaciones kársticas. El importante papel que desempeña el agua en este parque natural como elemento capaz de modelar el paisaje, se manifiesta en las numerosas cuevas que se abren en distintos puntos del territorio. Entre ellas, destaca la Cueva del Agua, la Cueva de los Mármoles, la de las Palomas o la que visitamos. 

Tras visitar el interior de esta cueva usada por los pastores como aprisco para el ganado, merendamos en el confortable prado que verdea ante la entrada de esta oquedad. Desde allí, en los diferentes recortes superpuestos del paisaje, contemplamos las principales formaciones vegetales en el parque natural: los encinares, quejigales y acerales, melojares, bosques de ribera, pinares autóctonos y de repoblación y las formaciones arbustivas. 

Luego, regresamos por la pista forestal hasta llegar de nuevo al Centro de Interpretación.

Continuamos por la carretera que nos lleva al pueblo de Viznar.

Finalizamos así nuestro recorrido por este espacio natural. Con una altitud comprendida entre los 1.100 y 1.900 m, el Parque Natural Sierra de Huétor fue declarado como tal en 1989 y abarca una superficie de 12.128 ha. Comprende, además de la sierra que le da nombre, la Sierra de Alfaguara, la Sierra de Cogollos, la Sierra de Diezma, la Sierra de Beas y las estribaciones sur de la Sierra de Arana.

El Parque Natural de la Sierra de Huétor muestra orgulloso un conjunto de sierras en el que se alternan importantes elevaciones montañosas, estrechos barrancos, tajos, calares, cuevas, abrigos y arroyos. 

Este complejo relieve, junto con la abundante y contrastada vegetación, configuran un espacio de bellos paisajes. Y siempre con el perfil de Sierra Nevada como un espejo en el que se refleja nuestra admiración. 

Bonita ruta para bonito reencuentro. 

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