sábado, 4 de junio de 2022

Casa de Porras en Sierra Nevada.

Finalizamos el curso de senderismo de Casa de Porras (UGR) con una ruta de altura, en Sierra Nevada visitando algunos de sus lagunillos glaciares. Las pasadas calimas han disfrazado la sierra con colores que no le corresponden, dándole un aspecto sepia que presagia un cambio de ciclo. 

Pero a pesar de ello el hechizo hace su efecto y quedamos encantados. El paisaje es una pócima con ingredientes nivales: la luz, el azul del cielo, el agua, los verdes borreguiles, la dureza de las lascas, los matices de color de las flores endémicas, el viento... Y hoy contamos con un invitado muy especial, nuestro colega Luis.

Si recorremos el Planeta encontramos otras “sierras nevadas”. Una en Santa Marta, en el caribe colombiano, las montañas costeras más altas del planeta. Otra en California, con los grandes bosques de secuoyas gigantes. Pero ninguna tan alucinante como el gigante de piedra que cabalga entre las provincias de Granada y Almería, nuestra Sierra Nevada. Hay que hacer país. 

Los romanos llamaban a estas montañas “Solarius” que se traduciría como Monte del Sol. Este término fue seguido inicialmente por los árabes al denominarla “Yabal Sulayr”. Pero posteriormente la conocieron como “Yabal al Taly” o montaña de la nieve. En el siglo XVIII se acuña su actual nombre de Sierra Nevada. 

Este macizo es un ejemplo de riqueza y diversidad natural. Diverso es el adjetivo que antecede a su clima, morfología, geología, flora y fauna, lo que la convierte en un lugar maravilloso y a la vez delicado que entre todos debemos cuidar. Todas las grandes montañas, y Sierra Nevada no es una excepción, son gigantes de piedra imponentes que se sostienen en pies de barro. Esta imagen responde al hecho de que los ecosistemas de montaña son muy vulnerables ante los distintos vectores de deterioro ambiental. 

En 1986 declararon este espacio como Reserva de Caza, en 1989 lo denominaron Parque Natural (171.649 hectáreas) y en 1999 lo convirtieron en el Parque Nacional más extenso y joven de España (86.208 hectáreas).

Nuestra ruta parte de la Hoya de la Mora, tomando el comienzo de la cuerda del Veleta, en el lugar donde nos encontramos con el monumento a la Virgen de las Nieves. 

Daremos comienzo a nuestro caminar con la leyenda de su aparición a un cura de Válor y a su criado. Ocurrió en 1717, cuando una gran tormenta les sorprendió en su marcha desde las Alpujarras a lomos de un burro. 

Atravesamos las pistas de esquí, donde se observa el fuerte impacto de la industria de la nieve sobre la sierra. Nos hacemos una foto junto a una foca con sombrero. Si nos creemos lo del cura de Valor por que no asumir que en mitad de la sierra puede aparecer una foca sonriente. 

Tras un breve ascenso nos encontramos en un collado a la vera del Observatorio Astronómico y el Radio Telescopio. 

Tras una primera parada, retomamos la vereda. Al cambiar de valle amaina el viento. Nos dirigimos hasta la Laguna de las Yeguas (2.882 m). Las aguas, habitualmente transparentes y de color verdoso, están hoy marrones. Esta laguna sufrió desde 1970 a 1976 una serie de obras destinadas a embalsar el agua. Pasó de tener una superficie de 5.400 metros cuadrados a alcanzar los 31.500. Ganó en volumen pero perdió su aspecto natural y gran parte de su belleza. 

Proseguiremos nuestro camino hasta los Lagunillos de la Virgen (2.938 m), que no han perdido nada del encanto de estos vestigios del pasado glaciar de la sierra. Allí es primavera y multitud de flores endémicas colorean los borreguiles. Disfrutamos de una nueva parada.

Proseguimos la vereda bajando a visitar las preciosas lagunas de la Ermita y de los Lagunillos Misteriosos que recogen las aguas que bajan del Cartujo. 

Luego por veredas que se pierden y alguna que otra trocha, regresamos bordeando la laguna de las Yeguas, cruzando algunas torrenteras de gran belleza. 

Llegamos de nuevo al collado y subimos al Observatorio Astronómica que depende del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC). 

Regresamos por las mismas veredas para completar una ruta de 14 kilómetros, 571 metros de desnivel acumulado y una altitud máxima de 3017 metros.

Hacer de guía de senderismo es un privilegio otorgado por la naturaleza que nos engulle y por la gente que te acompaña. Esto si que son seguidores y no los de las redes sociales. 


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