miércoles, 3 de abril de 2024

Bajo los Puentes de Dúrcal.

Hoy, tras estos días de lluvia primaveral, nos acercamos al río Dúrcal, a sus ricas vegas y al magnífico bosque de galería que lo custodia. Como no puede ser de otro modo, nos fijamos en sus puentes que, en esta ocasión, unen verdes márgenes. 

Siempre se ha dicho que Dúrcal es el pueblo de los puentes; tiene una manita de ellos que se han utilizado a lo largo de la historia para cruzar el río. Hasta el cauce del río Dúrcal, con sus tajos de más de 200 metros, los caminos que desde Granada se trazan para alcanzar el Valle de Lecrín, las Alpujarras o la costa no encuentran excesivas dificultades orográficas. Pero este valle obliga a trabajar a los hacedores de puentes. 

Comenzamos en el Restaurante El Zahor, entre Dúrcal y Cozvijar. Tomamos un camino que parte desde aquí hacia la localidad de Cozvijar. Tras pasar por las casas rurales El Valle y Eralta, tomamos una vereda muy fresquita que nos baja entre almeces retorcidos, higueras brotando y chopos hasta el río, a la altura de la Granja Escuela El Molino de Lecrín. Es la denominada Cuesta de Cozvijar. 

A pocos metros nos encontramos con el primer puente, el más antiguo. Es conocido como puente romano, aunque su origen es de época medieval. Construido en piedra y con un solo ojo estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XIX. 

Nos adentramos en el Barranco de los Molinos que discurre bajo grandes tajos de paredes verticales. En breve, si alzamos la vista sobre el cauce, nos encontramos la imagen férrea del llamado "puente de lata", ensamblado a base de vigas y anclajes de hierro para dar paso al tranvía que llegaba desde Granada y conectaba con el sistema de cable que servía de transporte hasta Motril. 

Pero su historia comenzó dos décadas antes. El puente de lata se construyó en 1906 para salvar el arroyo de Gor y que pudiese pasar el ferrocarril entre Guadix y Baza. Fue una de las obras de ingeniería ferroviaria más importantes de España, pero tuvo mala suerte, ya que poco después de inaugurarse un corrimiento de tierras provocó problemas de estabilidad en uno de los pilares, por lo que el tren tenía que pararse, bajar a los viajeros y recorrer el viaducto vacío. Los pasajeros cruzaban el puente andando y volvían a montar en los vagones al otro lado. En los años veinte, el puente se desmontó y se trasladó a Dúrcal. Tenía casi doscientos metros de largo menos que en Gor, pero era mucho más alto, por lo que tuvieron que sustentarlo en pilares de piedra. Este viaducto estuvo en funcionamiento hasta el año 1974 con la línea de tranvías eléctricos de Granada a Dúrcal. 

Seguimos caminando y nos encontramos con el puente de la carretera nueva que fue construido el año 1980, se realizó ante la necesidad de modernizar el trazado de la nacional y evitar la travesía por Dúrcal. 

Finalmente llegamos al Puente de Piedra o de Isabel II, cuyos siete arcos de medio punto fueron construidos en la segunda mitad del siglo XIX como parte de la nueva carretera que enlazaba Granada y Motril. 

Atravesamos ahora el río por un puentecillo de tablas. Caminamos por el sendero Nico Molina-Río Durcal, por la margen derecha; cruzamos a la margen opuesta hasta llegar a las mesas del área recreativa donde tomamos un refrigerio. 

Seguimos río arriba hasta llegar a la Poza de la Pileta o Pipa, donde coinciden el cauce del río Durcal y el Barranco de la Rambla. El Cerro del Gallo y la Chaja al fondo. 

A partir de aquí estamos en los límites del Parque Natural de Sierra Nevada. Nos adentramos un poco por esta rambla muy erosionada por el agua.  Desde aquí parte la ruta de Los Bolos y la vereda del Obispo. Subimos unos altos escalones entre cipreses para alcanzar una pista que, a media ladera, nos conduce, junto a la acequia Márgena, de regreso a Dúrcal.

Al llegar al instituto IES Valle de Lecrín, nos desviamos a la derecha e inmediatamente tomamos una pista a la izquierda. Nos vamos aproximando a los tajos del barranco del Durcal, recorriendo su borde por una pequeña vereda muy bonita. 

Ya solo resta llegar hasta el Puente de Lata y darnos el gustazo de atravesarlo. Desde él las vistas sobre el valle del río y sobre toda la comarca del pueblo son excelentes. Tiene una longitud aproximada de 200 metros. Completamos así una sensacional ruta de 9 km y 165 metros de desnivel acumulado.


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