jueves, 28 de octubre de 2021

El Relojero sin sombra

En la Biblioteca de Ogíjares, esta tarde otoñal hemos realizado un experimento teatral con el guiñol. Combinamos dos modos de contar una historia adecuada para Halloween, el cuenta-cuentos clásico de miedo y una versión humorística del mismo a través de escenas con las marionetas. 

Pasamos de la narración de carne y hueso de miedo, al giro de la historia dado por los personajes de felpa y tela. Y todo ante un público familiar con adultos y niños de todas las edades. 

El resultado ha sido más que aceptable, aunque haya alguna pesadilla colateral esta noche. Es que estamos acercándonos a la noche de los difuntos y hay que curtir el carácter. 

La historia narrada es "El relojero sin sombra", la vida de un triste hombre obsesionado con su trabajo que es engañado por el diablo y cambia su sombra por años de vida estúpidamente perdidos. Un relato en el que hay sombras, desapariciones, envejecimientos repentinos, diablos titiriteros, amputaciones, locura, gritos y manecillas convertidas en armas letales.

¿Cómo en dos escenas son capaces las marionetas de convertir este relato adulto en una versión infantil? ¿Cómo es posible que estas dos puestas en escena puedan convivir y entremezclarse con éxito consiguiendo un final común? ¿Cómo mezclar la anglosajona aproximación naranja al misterio con la versión negro mate de la celebración mediterránea de la noche de los difuntos? 

Ese era el experimento de cuyos resultados nos sentimos muy satisfechos.

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