sábado, 30 de octubre de 2021

En Bolones y en la Fuente de los Porquerizos.



Recorrido circular que parte y retorna a Huétor Santillán, pasando por la Casa Forestal Bolones, la Casa Forestal Los Peñoncillos y la Fuente de los Porquerizos donde nace el Darro. 

Realizamos una inmersión en el otoño, en sus colores y olores. Una mansa lluvia y jirones de niebla nos acompaña ocasionalmente en esta mañana templada, intensificando las bondades de esta estación.

Iniciamos el paseo en la Ermita de los Dolores, subiendo por la calle Molino Alto. Dejamos atrás la Era Grande y, tras pasar bajo el puente de la autovía, llegamos a la Cueva del Señor.  Desde allí, por una senda entre pinos con una intensa subida serpenteante, llegamos hasta un bonito mirador, el de la Cruz de Huétor Santillán, que nos muestra esta localidad y su entorno. Es el punto más elevado del recorrido.

Salimos a la pista que conduce al Cerro de la Cruz y la Cueva de los Huesos, pero nos desviamos por una vereda a izquierdas que nos llevará a la pista forestal de Bolones.  Transcurre a media ladera con unas vistas muy bonitas del Valle del Darro y el Cerro del Maúllo. Por el camino vamos diferenciando distintos tipos de pinos gracias a los conocimientos de Pepe (gracias por tu paciencia): el carrasco, el piñonero o el silvestre. Además reconocemos aromáticas como el tomillo, la salvia, el romero, la mejorana o el espliego. 

Aprendemos a reconocer otras plantas: la adelfilla de Gibraltar, el torvisco, la cornicabra, el agracejo, el jaguarzo, la jara de hoja de laurel, la jara blanca, el eleboro, el majuelo o el escaramujo. 

Esta vereda nos conduce hasta el final de la pista forestal que parte desde la casa Forestal Los Peñoncillos. Este camino es cómodo y sombreado por una abundante vegetación arbórea, llamando poderosamente nuestra atención un bosquecillo de secuoyas. Tras pasar al lado de una alberca nos encontramos con la Casa Forestal de Bolones donde podemos hacer una parada.

Continuamos la pista hasta llegar al cruce de caminos próximo a Los Peñoncillos. En esta casa hay una curiosa veleta con lo que parece un lobo, carnívoro tristemente extinguido en esta sierra. Seguimos caminando hacia la izquierda en dirección a la Fuente de la Teja por el Barranco de la Tejoneras. Antes de llegar al Mirador de las Veguillas nos desviamos a la izquierda por una vereda que nos va introduciendo en lo más profundo del valle. Los árboles de ribera amarillean, un color más en esta paleta otoñal (palabra de daltónico).

A través de un angosto barranco, el del Polvorite,  llegamos a el nacimiento del Darro en la Fuente de los Porquerizos donde nos detenemos a contemplar las surgencias pacientes de agua. 

Continuamos por una cómoda pista forestal hasta coger el camino de la acequia de Huétor Santillán. Transcurre por la margen izquierda del Darro; a su derecha la acequia del Haza del Rey. 

Tras 14 kilómetros y 400 metros de desnivel acumulado, llegamos de nuevo a la Ermita de los Dolores con la caricia del otoño en el rostro.  


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