Nos ha tocado, en esta ocasión, montar el escenario en un pequeño gimnasio. Y mientras nos poníamos organizarlo todo, nuestro amigo Erre que Erre comenzó a presumir de musculitos en las espalderas. Y después del ejercicio se llenó de endorfinas y la bordó en el cuento.
Y es que el deporte y la educación deben ir de la mano, ya que participan en la estimulación emocional y física del alumnado. Es vital que los niños y niñas inicien la actividad física a temprana edad y que desde las escuelas se promuevan los hábitos saludables, entre ellos la práctica del deporte.
Se aprenden valores y se fomentan diferentes habilidades como el trabajo en equipo, la autoestima, el liderazgo, la gestión de la frustración, el esfuerzo y la disciplina.
El ejercicio mejora el estado de ánimo gracias a que segrega endorfinas. Si no que se lo digan al ogro que al finalizar el espectáculo siguió trepando por las espalderas.
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