Y es que en el salón de actos de esta escuela hay un piano, eso si, un poco desafinado, circunstancia que a nuestra marioneta no pareció preocuparle.
Realmente en otros países encontrarnos con este instrumento en los centros escolares es mucho más habitual y es un indicador de la transcendencia que tiene la música en los entornos educativos.
Las ventajas que aporta la música en las escuelas son innumerable, permitiendo a los niños y niñas desarrollar sus capacidades sociales, mentales y personales, liberar el estrés y propiciar felicidad al hacerles sentir mejor consigo mismos y con su entorno.
Ojalá la música ocupe, en el pentagrama educativo, el lugar que le corresponde. Y ahora, tócala otra vez, amigo Ogro.
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