martes, 10 de mayo de 2022

Al fin sin mascarilla


Después de más de dos años, los cuentacuentos podemos trabajar sin mascarilla. Ha sido complicado, como todo lo relativo a este tema virulento. Al principio no sabías cómo expresarte al no contar con el rostro. Y la voz sufría bastante amortiguada por ese estraño bozal. 


Luego te acostumbrabas; la complicidad de un micro amigo se hizo imprescindible  y la expresividad la centrabas en los ojos y el movimiento de las manos. 


Y ahora te sientes como desnudo, expuesto. Y tienes la sensación de gesticular de modo histriónico. Tal vez bajo la mascarilla acentuabas la expresión para transmitirla a los ojos; ahora sigues haciéndolo sin necesidad. Pero da gusto que te vean y poder observar las sonrisas que antes adivinabas en el brillo de los ojos.

Las fotografías son del pasado lunes en el CEIP Los Llanos del barrio de Monachil contando "El gatazo, el ratón y la mosca pesada" a todos los niños y niñas de educación infantil. 

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