miércoles, 18 de mayo de 2022

Los barrancos del Aguas Blancas.

En Granada la primavera es leve. Hoy, en un día bastante caluroso, buscamos aire fresco en los barrancos labrados por las aguas que conforman el río Aguas Blancas, entre Quéntar y Tocón. Bonita ruta circular en el entorno del área recreativa de este río. 

La cuenca del Río Aguas Blancas marca la transición entre el Parque Natural de la Sierra de Huétor y el de Sierra Nevada. Su margen izquierda (Este) está constituida por las lomas que derivan de la Cuerda del Alguacil, mientras la derecha (Oeste) se fracciona en vallecitos de menor altura en clara continuidad con la Sierra de Huétor. 

El principal entre éstos es el Barranco del Polvorista y tiene en el Cortijo de Aguas Blanquillas su encrucijada más señalada. 

El río Aguas Blancas nace en un espacio denominado Fuente Loca, en el municipio de la Peza y desemboca, tras la presa de Quéntar, en el río Genil. Desde la cabecera del pantano hasta su nacimiento conserva los ecosistemas de un río de montaña, aunque en la mayor parte del cauce se encuentra alterada por reforestaciones de pinos y alamedas para sombra. 

Echamos a andar por el carril, que sigue la línea del arroyo hasta llegar a la alargada área recreativa de Aguas Blancas, llena de parajes encantadores. Antes pasamos por una fuente de la que mana un chorrito esperanzador de agua. Caminamos por el Barranco del Polvorista. 

Alcanzamos el Cortijo de Aguas Blancas, actualmente para uso y disfrute del grupo Scout Iliberris. Proseguimos por el carril, dejando el cortijo y una joven chopera a la derecha. Caminamos por una cómoda pista forestal que en realidad es el Camino de Quéntar a la Peza. Muchos árboles jóvenes llevan los nombres de niños y niñas que los han plantado.  

Enseguida se nos une por la izquierda el que viene de Puerto Blanco, el cual lo ignoramos. Y a la altura de una nueva área recreativa nos desviamos a la izquierda dejando el barranco del Polvorista para enmarcarnos en el Barranco del Llano del Pino. 

Es una vereda bastante sombreada donde aparecen algunos helechos en extraña mezcla con aromáticas mediterráneas como los tomillos, la salvia o el romero. Vamos sobrepasando algunos diques de contención que interrumpen el barranco. 

Es un ascenso moderado por espacios en ocasiones angostos delimitados de un modo abrupto por las erosionadas calizas.  Lo continuamos al tiempo que va haciendo un giro hacia la izquierda, dejando a la derecha la Cañada de las Majadas.

Seguimos caminando sombreados por los grandes pinos hasta que en una nueva encrucijada lo abandonamos. Allí sale una nueva pista a la derecha que nos conduciría a unas canteras de áridos de Triturados Molina que generan un fuerte impacto en el paisaje, una herida blanca en mitad del verde de la copa de los pinos. 

Si continuásemos por el Barranco del Llano del Pino llegaríamos a la Cañada del Muchacho. Pero nosotros nos desviamos a la izquierda por una vereda que tras un moderado ascenso nos lleva a una pista muy cómoda para caminar y con unas maravillosas vistas hacia el perfil blanco de Sierra Nevada.

 

Este camino se va trazando entre los barrancos del Mellado y de Martín García. A medida que bajamos, contemplamos a nuestra derecha los Tajos del Agarradero con su caseta de observación del Infoca. 

La pista sigue en descenso hasta conectar con una pista que forma parte del camino mozárabe y que si lo continuásemos a la derecha nos llevaría hasta la casa forestal de los Peñoncillos en la Sierra de Huétor. 

Nosotros lo tomamos a la izquierda, en sentido descendente. Y nos conduce hasta el camino de Quéntar a la Peza a la altura del Cortijo Aguas Blancas. 

Continuamos hasta el área recreativa donde, junto al frescor de las aguas del río donde vemos algunos asustadizos cangrejos, nos tomamos un merecido refrigerio. 


Una preciosa ruta de unos 13 kilómetros, unos 425 metros de desnivel acumulado y con una altitud máxima de 1500 metros. 


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