miércoles, 11 de mayo de 2022

Buenos Aires en el Maitena

¡Al fin un miércoles soleado!

El grupo de senderismo Buenos Aires aprovecha este día primaveral para realizar un itinerario lineal por los valles del Genil y del Maitena. Son paisajes que habitualmente visitamos en otoño; pero es indudable que aquí la primavera es de una gran belleza. 

Los cursos de los ríos bajan muy caudalosos, alimentados por las escorrentías provocadas por las últimas lluvias y por el deshielo de la sierra. Y el verde intenso está moteado de una diversidad de flores impresionante, cada una aportando su diseño. Son imágenes que a su belleza presente se le suma lo efímero de su permanencia.

Desde Güejar Sierra bajamos por el Camino del Sotillejo bajo almeces y castaños hasta llegar a la cola del Pantano de Canales; el Genil aporta sus caudalosas y oxigenadas aguas. 

Dejamos atrás la Central Hidroeléctrica de Nuevo Castillo y, a la altura del restaurante La Fabriquilla tomamos la vereda del entrañable tranvía de la sierra.

Seguimos el su trazado pasando por puentes y túneles y nos detenemos en un tramo donde prevalecen las vías. Nos hacemos una foto en homenaje al recuerdo de este tranvía serrano. 

Seguimos caminando hasta llegar a la confluencia del Genil con su afluente el Maitena. 

Realizamos un pequeño trayecto de ida y vuelta para acercarnos al Genil y su bosque de ribera. La luz filtrada a través de los chopos y mimbreras es mágica; el sonido de las aguas en su devaneo irrefrenable con las rocas del cauce refresca nuestras almas. Siempre igual, siempre diferente. 

Pasamos por el sifón que une la Acequia del Maitena con la que va a la central hidroeléctrica salvando el valle gracias a los vasos comunicantes. La presión que tiene esos caprichos. 

Retornamos de nuevo al Maitena.  Aquí iniciamos una ruta que nos adentrará en el Valle del Maitena. Comenzamos por una vereda que asciende a la izquierda de la carretera. Pronto llegamos a una bifurcación, tomando el camino de la derecha que nos conduce hasta el Cortijo de la Sevillana. 

En esta edificación en ruinas, rodeada de viejos castaños,  nos fijamos en su pilar y en su pequeño aljibe.

El camino sigue pendiente hasta alcanzar la acequia del Maitena o de la Artichuela. La seguimos por un precioso y sencillo camino rodeados de encinas en flor, almeces, castaños y algunos cerezos. Destacan los rosales silvestres y los majuelos preñadísimos de flores. Por la ladera de enfrente transcurre la Acequia de la Solana.

Al llegar a unas higueras la vereda se estrecha para salvar una ladera más expuesta. Y no podemos alcanzar la Presa del Coto por que un desprendimiento a roto uno de los puentes y debemos darnos la vuelta.

Pero el intrépido guía, arriesgando su vida, atraviesa aquella dificultad para hacer un par de fotos del paisaje que los senderistas no podrán ver. 

El regreso lo realizamos por las mismas veredas, aunque la bajada la realizamos por la llamada Cuesta de la Viña.

Un bonito recorrido de unos 13 kilómetros y un desnivel acumulado de unos 460 metros. 

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