miércoles, 6 de abril de 2022

Los Erasmus en Maro y Cerro Gordo.

Con los chicos y chicas del Erasmus del IES Padre Suárez nos acercamos así a la vera del mar, a un espacio natural protegido poco conocido, Los Acantilados de Maro y Cerro Gordo. Está situado en una comarca cuyo clima subtropical define un entorno natural y una agricultura muy peculiar. En un boceto del paisaje dibujaríamos una sucesión de escabrosos acantilados y barrancos, intercalados de playas y pequeñas calas y salpicados de viejas torres vigías que todavía mantienen el romanticismo de antaño.


Fue declarado Paraje Natural en 1989 debido a la singularidad de su paisaje, a sus ricos y diversos fondos marinos y al gran interés de la vegetación que alberga. Este espacio natural protegido, compartido entre Málaga y Granada, consta de 395 hectáreas de acantilados y de una franja marina de una milla mar adentro. Gracias a su abrupto relieve (acantilados que superan los 80 metros de altura) se ha visto libre de las fuertes transformaciones sufridas por otras zonas del litoral mediterráneo.

En el paisaje de Maro - Cerro Gordo las Torres de Vigía del siglo XVI tienen un gran protagonismo. Cinco torres definen el contorno del paraje: Cerro Gordo, La Caleta, El Pino, la Miel y Maro. Los fondos marinos de este paraje presentan una gran riqueza natural debido a que en una zona muy reducida encontramos muy diversos tipos de substratos (rocosos y arenosos).

Iniciamos la visita en Cerro Gordo, visitando su precioso mirador y la torre de Cerro Gordo. Nos encontramos plantas tan singulares como la olivilla o el espino cambrón.

Luego nos trasladamos con el bus al aparcamiento de la Playa del Cañuelo. El carril desciende zigzagueando hasta la playa ofreciendo unas impresionantes vistas del litoral. 

Una vez en la playa hacemos una danza de bienvenida. 

Luego iniciamos la vereda hasta la playa vecina con un pequeño y abrupto ascenso hacia los acantilados. Dejamos atrás un entrante en el mar con unas construcciones derruidas; es el Peñón del Fraile sobrevolado por gaviotas y cormoranes. Proseguimos por los acantilados dejando a nuestros pies la preciosa Cala de la Doncella, casi inaccesible, vigilada por altos riscos que guardan celosamente su belleza.

Seguimos el moderado ascenso por una senda señalizada con las marcas rojas y blancas del GR-92. Es el llamado “Senda del Mediterráneo” que a su vez forma parte del sendero europeo E10 que discurre por toda la costa mediterránea de Cataluña, Valencia, Murcia y Andalucía hasta el Estrecho de Gibraltar.

Dejamos a la derecha la Torre Caleta y proseguimos por la vereda. El sendero asciende entre un pinar con un sotobosque lleno de jaras, romeros, lentiscos, espartos, palmitos, salvia y encontramos algunos algarrobos, acebuches y cornicabras; una frondosidad espectacular en su riqueza y diversidad. A nuestro paso es posible que nos salgan ejemplares de cabra montesa, frecuente en estos cortados.

El sendero desciende hasta el el Arroyo de Cantarrijan que nos conduce a la playa. 

En Cantarriján aprovechamos para disfrutar de este paraíso cercano y algunos meten los pies en las frías aguas o incluso se dan un chapuzón. Después de compartir una comida intercultural, regresamos.

La vuelta la haremos por el margen del arroyo Cantarriján, un arroyo estacional que nos conduce por una vaguada sombreada por cañaverales hasta que se adentra en el monte y atraviesa varias huertas en explotación hasta llegar de nuevo a la zona de aparcamientos.

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