miércoles, 27 de abril de 2022

Nigüelas y Acequias

Realizamos una ruta en la cabecera del Valle de Lecrín, una mañana fresca y primaveral. El sonido del agua y el olor de la flor de azahar son dos pinceladas que matizan la vereda. 

El recorrido comienza en  Nigüelas. Recostada al pie del cerro del Zahor y al borde de los tajos del río Torrente, Nigüelas no sólo es la localidad más elevada el Valle de Lecrín, a 931 metros de altitud, sino también la más serrana. Su emplazamiento constituye un espléndido mirador, desde donde se domina prácticamente toda la comarca.

El Zahor es sólo la primera de una serie de montañas que culminan en los 3.300 metros de altitud del Cerro del Caballo, en cuya cima coinciden los términos municipales de Lanjarón y Nigüelas. 

Nigüelas conserva en su casco urbano la almazara más antigua de España, hoy convertida en museo. Y en las proximidades se encuentra la Falla de Nigüelas, accidente geográfico declarado Monumento Natural.

Nos dirigimos hacia la Iglesia Parroquial San Juan Bautista de estilo mudéjar. Fue construida en el siglo XVI y sufrió daños en su armadura original durante la rebelión de los moriscos, por lo que fue restaurada posteriormente. Junto a la plaza de la iglesia encontramos un aljibe árabe del siglo XIV integrado en el sistema de distribución de agua de las acequias. 

Seguimos por las calles Pasión y Eras hasta alcanzar el partidor donde comienza la Vereda de la Pavilla. El nombre proviene de la costumbre de las gentes del lugar de esconderse en los recovecos de este romántico camino a "pelar la pava". El partidor, coronado por una cruz de piedra, es del siglo XVI y divide las aguas de la acequia en los ramales que van a las vegas de Dúrcal y de Nigüelas. 

Bajamos hasta el Río Torrente por este bonito camino. En el arranque vemos cuevas labradas en la pared. Una barandilla nos quita el miedo de caer por los tajos de más de 20 metros que finalizan en zonas de cultivo, ahora abundantes en patatas, habas y alcachofas. El paseo de los enamorados finaliza en el distribuidor de la acequia, una obra maestra de la ingeniería hidráulica popular. Divide el agua procedente de una presa en dos ramales: el de la Pavilla que hemos seguido y el que se dirige a Acequias y Mondujar. 

En vez de atravesar el caudaloso arroyo Torrente, tomamos una vereda a la derecha, llamada de Los Majuelos. Es un camino precioso de aproximadamente un kilómetro entre fértiles tierras de labor que nos conduce al puente que atraviesa el río Torrente. 

Caminamos cómodamente en descenso por la margen izquierda del río. Pasamos bajo un gran puente de piedra caliza y seguimos el camino que ahora conduce a Talará y luego a Murchas, serpenteando entre almendros, cerezos, olivos y naranjos. 

Llegamos a una fábrica de ladrillos, ya en desuso, situada en la confluencia del Barranco del Pleito con el río Torrente, cauce que da nombre a la fábrica y al viaducto bajo el cual pasamos. Seguimos bajando hasta detenernos junto a unas hazas de naranjos en flor donde nos detenemos a tomar el almuerzo. En lo alto el pueblo de Talará.

Tras descansar regresamos hasta la fábrica de ladrillos y, allí, pasamos bajo un puente para seguir en Barranco del Pleito. 

Donde este barranco intersecciona con el Barranco de la Era, que es el que ahora seguimos, entramos en una explotación minera conocida como la cantera de Barranquillos de Arriba. 

Lo seguimos hasta llegar al lugar donde se extraía el barro para elaborar los ladrillos, una cantera situada en lo alto del pueblo de Acequias. 

Bajamos a esta localidad y por la calle Mirador nos dirigimos al Molino del Sevillano donde hay una exposición permanente sobre el agua y los molinos del Mediterráneo.  

Ahora seguimos una vereda muy bonita junto a cultivos de almendros que mira hacia el barranco labrado por el río Torrente. Vamos bajando hacia Nigüelas, pueblo al que ascendemos por el Camino del Río, completando así un recorrido de unos 11 kilómetros. 

 


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