Una maravillosa mañana en la Sierra de Huétor, esa que nunca decepciona. La Cañada del Sereno. Gran parte del recorrido lo realizamos por un antiguo camino de herradura; podemos imaginar a los arrieros andando al ritmo de los cascos de sus mulas.
Hemos disfrutado de un sendero que nos permite atravesar el Parque Natural de la Sierra de Huétor por zonas rocosas y bosques de pinos y encinas. A lo largo del recorrido hemos ido parando en distintos miradores para contemplar el paisaje moldeado por el agua; cerros, cuevas, majadas y valles a los que nos afanamos en ponerles nombre.
El sendero comienza muy cerca de la casa forestal Los Peñoncillos. Antes de llegar a ella cogeremos una pequeña vereda que nos conduce al corazón del Parque Natural Sierra de Huétor a través de un fantástico pinar. Nos adentramos en una zona denominada El Jardín, en la que el pinar clarea y cede terreno a las encinas; en el sotobosque se entremezclan tomillos, salvias, romeros, jaras, agracejos, mejoranas y enebros.
Tras pasar la Loma de los Corrales pasamos junto a unas viejas construcciones ganaderas. Continuamos caminando hasta el mirador de la Zarraca, donde disfrutamos del perfil de Sierra Nevada.
Seguimos dirección norte atravesando nuevos barrancos y majadas; paramos en el mirador de Los Mármoles y nos desviamos unos metros al del Polvorite. En frente el Majalijar y el Cerro del Corzo coronado por una caseta de los forestales.
Al llegar a un cruce de caminos seguimos la vereda a la izquierda, siempre en descenso por la umbría del Polvorite. Cruzamos un arroyo y conectamos con la pista forestal de Polvorite. Pronto nos volveremos a desviar a la izquierda siguiendo la indicación de La Cañada del Sereno.
Descenderemos por una zona de gran riqueza vegetal. Nuestro camino discurre entre pinos negros, laricios y silvestres hasta llegar junto a la base del Cerro del Púlpito. Estamos ante una mole de roca caliza a modo de pirámide de 1.426 metros de altura, que comparte grandeza con el Cerro de Garay, a la derecha, y con el Calar de los Mármoles, a nuestra izquierda. Nos detenemos en una explanada soleada para tomar aliento y un refrigerio.
Pero un puñado de cabras montesas meriendan rapidito y ascienden a lo más alto del Púlpito, donde las lajas de caliza rodean los chaparros de la cima.
Rodeamos el Púlpito y continuamos bajando hacia la Fuente de la Teja. Y como somos grandes andarines, tomamos la senda de la izquierda que nos conduce hasta la maravillosa Cueva de los Mármoles. Dos grandes columnas parten las oquedad en dos.
Volvemos a bajar a la Fuente de la Teja donde el monte rompe aguas para parir al río Darro. Descendemos por la pista acompañados por alisos, sauces, álamos, juncos.
Y así, llegamos hasta el Barranco de las Tejoneras donde la pista gira hacia el este, ahora en moderada subida. Y alcanzamos el mirador de las Veguillas, lugar desde el que podremos contemplar el barranco del Darro. La vereda nos lleva de nuevo a Los Peñoncillos completando una ruta circular de 15 kilómetros y 435 metros de desnivel acumulado.
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