El viernes por la tarde realizamos un cuento en la Sala Muley de Ogíjares, "La bruja y el relojero".
Participaron niños y niñas de todas las edades acompañados de sus familias. Y fue un público excelente. Desde la primera palabra del cuentacuentos, a partir del primer gesto, de la aparición de la primera marioneta, nos siguieron como poseídos por un extraño hechizo.
Cuando esto ocurre, el titiritero y el cuentista se contagian del peculiar hipnotismo y todo surge hilado, con una fresca naturalidad que acompaña el devenir de la narración.
Al finalizar la actuación piensas "Esto debe ser la magia de los títeres, el ancestral poder de la narración de los cuentos". "¿Va a resultar que somos buenos en lo nuestro?"Sinceramente fue una experiencia tan satisfactoria para el público como para nosotros, el disfrute de encontrar pleno sentido a lo que estás haciendo.
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