Pretende ser una mirada diferente, ambientada por la suite de Gustav Holst, a través de múltiples objetos con los que vamos trabajando. Nos confesamos admiradores del maravilloso precipicio llamado Universo, de los millones de estrellas e interrogantes que esconde.
Comenzamos por la fascinación hacia lo desconocido viajando a la velocidad de la luz de la mitología a la ciencia. El cielo se convierte en un lienzo negro donde pintamos nuestras historias con el idioma arbitrario de las constelaciones.
Luego la razón atrae nuestra atención y un agujero negro se traga el pensamiento mágico. La ciencia que estudia el universo es la astronomía, la astrofísica y su alocado compañera, la cosmología. El reto: averiguar acerca de cosas que están muy, muy lejos mediante un laboratorio que no pueden tocar; pero manda multimensajeros: los espectros o huellas dactilares de los astros, las astroparticulas elementales y las infumables ondas gravitacionales. Para complicarlo todo un poco, la distancia también es tiempo y este se curva por la gravedad y sus misterios relativistas.
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