Esta mañana, con chicos y chicas del CEIP Emilio Carmona de Maracena hemos dinamizado una actividad para dar a conocer el tramo de camino mozárabe que pasa por su localidad. Lo realizamos dentro del programa de promoción de este recurso turístico y patrimonial de PROMOVEGA.
Aprovechamos el paseo por el pueblo para poner en valor algunos centros de interés relacionados con la historia de Maracena y su medio ambiente urbano.
Maracena es una población que cuenta con, al menos, 2000 años de Historia lo que remonta su origen a la época en que la Península Ibérica estaba bajo dominación romana. Tanto su nombre (Mariatus, nombre de un ciudadano romano) como el hallazgo arqueológico ubicado en la actual Casería de Titos atestiguan ese origen (encontraron un molino de aceite y el pedestal de un monumento consagrado a la diosa Stata Mater, diosa del hogar del siglo I d.C.).
Pero no es hasta la Edad Media cuando se encuentran referencias directas de esta localidad, un un cantar de gesta árabes que narran lo que se denominó en el siglo IX como “Rebelión de los Muladíes”.
Durante el recorrido y con ayuda de un cuaderno didáctico realizamos distintas paradas de interpretación. Y los grupos están guiados por experimentados peregrinos.
Reconoceremos los escasos elementos del patrimonio histórico. como la iglesia parroquial mudéjar de 1535, edificada sobre una antigua mezquita.
Nos fijamos en los nombres de algunas calles y contaremos a través de ellas la historia de este pueblo. C/ Jardines antes llamada de la Churra, Calle Lepanto antes Caño Reguera o C/ Pablo Neruda antes la calle del Pascasio. O conocemos por que se llama calle del Palo, una historia bastante negra.
Marcaremos el trazado por Maracena del camino mozárabe y nos fijamos en sus indicadores.
Identificación de elementos del medio ambiente urbano como las áreas de recogidas selectivas, zonas verdes o los niveles de ruido.
Realizamos un reloj de sol en la Plaza Era Baja donde hay un gran reloj solar.
Y nos detenemos en algunas curiosidades como los marranillos desaparecidos, algunos grafitis, el mural de Francisco Ávila, "Paquito el Poleo", la ermita escondida o el "Laran, laran".
Según cuentan Larara era como llamaban a un señor que venía a la plaza de Maracena vendiendo cosas para los niños y niñas que se arremolinaban a su alrededor. Vendía caramelos, chupachus, pitos y revolanderas. Muchas de estas golosinas las pinchaba en una patata sostenida por un palo.
En la Plaza de la Constitución, antes llamada de la Misa, nos encontramos con el divertido nieto de ese peculiar personaje que se hace llamar "El Laran, Larero"
Y sin lugar a dudas, lo mejor de este tipo de recorridos es detenernos con las personas mayores y que nos cuenten sus vivencias en el pueblo.
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