domingo, 12 de mayo de 2024

Por Los tajos del río Cacín.

Las aguas embalsadas en Los Bermejales fluyen bajo los desfiladeros de los "Cañones del Cacín", un paraje clave para conocer una comarca del interior de Granada, cargada de naturaleza e historia. Entre millones de flores, la banda sonora de los batracios y el alocado revolotear de las mariposas, recorremos estos bellos paisajes. 

Llegamos al poblado de Los Bermejales, un núcleo creado tras la construcción del embalse. Junto a su iglesia al aire libre, la ermita de la Inmaculada, parte un sendero que nos lleva a un mirador en el que contemplar la imagen de la presa. Discurre durante un buen tramo por la parte superior de los tajos, lo que permite admirar las formaciones rocosas. 

Atravesamos un par de barrancos para después descender hasta la misma orilla del río. El camino nos lleva hasta una escalera metálica por la que salvamos la primera de las dificultades. Y desde ahí comenzamos a ascender por el Barranco del Lojeño hasta llegar a una explanada. 

Nos encontramos en un cruce de caminos. El de la izquierda nos vuelve a meter en el cañón y el de la derecha, que es el que tomamos, nos conduce hacia el Cortijo del Cura.  Avanzamos ahora por el camino de las Navillas rodeados de olivos y cultivos de cereal. Llegamos hasta el puente del Camino de la Navilla o puente romano, aunque es de 1940. 

No lo cruzamos, sino que tomamos una vereda por la derecha del cauce que, tras ascender levemente y pasar junto a la Piedra de Torcuato, nos lleva hasta un indicador que marca la bajada hacia el río. Un estrecho paso entre zarzas empeñadas en abrazarnos da paso a la vereda mágica junto al Cacín.

Continuamos caminando y superando desniveles ascendentes y descendentes por una vía ferrata que nos pone a prueba. Puentes, Cuerdas, cables, enganches en la roca... Toda una aventura. 

Una serpenteante subida nos lleva de regreso al desvío hacia el Cortijo del Cura. Y de nuevo por el camino de las Navillas, tras recorrer unos tres kilómetros, volvemos al embalse de los Bermejales.

Caminamos así 14 kilómetros y unos 300 metros de desnivel acumulado. Y demostramos lo que es caminar juntos de manera que nadie se quede atrás. 


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