Una solitaria cruz de metal que corona el Collado de Víznar da nombre a este sendero que tiene mucho interés para los amantes de la maravillosa Sierra de Huétor.
Comenzamos la ruta en Alfacar (950 m de altitud), concretamente en Fuente Grande o Fuente de las Lágrimas. Asomarse al murete, y ver como brotan burbujeantes sus aguas, es casi hipnótico.
La Fuente Grande de Alfacar está situada a los pies de la Sierra de la Alfaguara, en la parte alta del pueblo, cerca del Parque Federico García Lorca. La alberca está construida a base de cajones de mampostería, y tiene forma de gota de agua. El gran caudal, con más de 100 litros por segundo, proviene del agua subterránea de La Peza. En el siglo XI, el rey de la Taifa Zirí, Badis Ibn Habus, fue quien ordenó la canalización de las aguas de Alfacar, para abastecer a la cada vez más poblada Granada a través de la acequia Aynadamar.
Dejamos la localidad del buen pan y seguimos el trazado de la acequia Aynadamar en dirección a Viznar. Esta arteria tiene trece kilómetros, con múltiples ramales, que abastecía principalmente al Albaicín y la Alcazaba.
Pasamos por la zona conocida como el Caracolar; el nombre provienen de las numerosas conchas fosilizadas que encontramos en la zona. Nos detenemos a observar un trozo de playa de hace 20 millones de años con sus arenas petrificadas.
Dejamos la acequia en el Barranco de Viznar y comenzamos a subir. Este barranco es un borde en pendiente de unos 10.000 metros cuadrados de superficie que desciende sobre una curva cerrada y umbría de la carretera entre Alfacar y Víznar, declarada Lugar de Memoria.
Es una zona cubierta por pinares espesos de repoblación, lo que permitió encubrir las tumbas tras las ejecuciones en masa cometidas a partir de julio de 1936 por pelotones formados por guardias de asalto y voluntarios de las Escuadras Negras.
El barranco está repleto de fosas comunes de todos los tamaños de las cuales han sido identificadas cinco. Allí fueron sepultadas tras una descarga rutinaria miles de personas por sus simpatías con la República como parte de la feroz represión que siguió a la sublevación. Los primeros asesinatos en la zona se cometieron en Puerto Lobo; luego en el borde la carretera que conduce hasta Alfacar y a partir de septiembre de 1936 en los senderos del Barranco.
Llegamos hasta una senda que inicia una subida hacia la izquierda. Aquí encontramos una placa homenaje a un montañero. Reza así: "Gracias Alejandro por habernos enseñado a escalar las cimas y a mirar con ojos limpios desde las alturas. ¡Qué la tierra te sea leve! Naciste para vivir en las cumbres como las águilas."
Ascendemos entre pinares por el Barranco de la Umbría. Nos encontramos con pinsapos, un tipo de abeto muy singular de esta sierra. Esta reliquia vegetal ha sido introducida en estas laderas a través de repoblaciones, pero han alcanzado un alto grado de naturalización.
La llegada al Collado de Víznar se agradece tras el esfuerzo realizado. Desde allí caminamos hasta un puesto de vigilancia contra los incendios forestales, dejando atrás el cruce hacia la Cruz de Viznar. La vereda es muy bonita, serpenteando entre pinos y el paisaje desde la caseta de los forestales impresionante.
Al regresar tomamos el desvío a la izquierda para subir a la Cruz de Viznar, tarea que, con un considerable esfuerzo, culminan unos y unas valientes. Llegamos sí a la cota más alta de esta ruta, 1.549 metros.
Tras esta visita nos espera un pronunciado descenso por la solana de la Cruz de Víznar, a lo largo del cual la senda discurre bordeando un roquedo dolomítico. Tomamos un desvío a la derecha al llegar al pinar de la base de este roquedo que nos conduce al final de la subida del Barranco de Víznar.
Ya solo resta seguir la carretera hasta la bonita localidad de Víznar (1050 m de altitud). Completamos así una ruta de unos 12 kilómetros y unos 530 metros de desnivel acumulado.
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